viernes, 16 de enero de 2015

Una herramienta mágica: la mano

La mano es una herramienta de trabajo indispensable.Dan prueba de ello aquellos  que no la tienen, a pesar de la formidable capacidad de adaptación del ser humano. La mano, o prolongada por un martillo o cualquier otro instrumento, seguirá siendo la primera herramienta del ser humano. Además de su poder de realización, la mano es también un instrumento de medida y de información.

El tacto es una facultad altamente desarrollada en los osteópatas, tanto como es en los invidentes. Tal facultad se afina día a día. Un invidente desarrollará más allá de lo normal una sensibilidad epicrítica, mientras que el osteópata va a ampliar más bien su sensibilidad profunda.

En nuestra práctica diaria logramos sintetizar, a partir de sensaciones procedentes de la sensibilidad profunda, percepciones originales de nuestras particulares "antenas". Así, podemos describir y advertir ínfimos movimientos y modificaciones tisulares. Esta facultad nos permite sentir y corregir "lesiones" especialmente sutiles.

Esta capacidad nos permite usar el "mano-diagnóstico" para advertir la más mínima variación de flujos térmicos en relación a una disfunción o a la lesión estructural de un órgano. También nos hace sentir la motilidad de un órgano o los movimientos mínimos de los huesos del cráneo.

Esta mano se vuelve "mano-terapia" cuando moviliza de una forma sutil una estructura en el sentido de la facilitación. Estas percepciones son la síntesis de las numerosas sensaciones recibidas por la mano.

Sin embargo, cuando se diagnostica o se cura, debemos olvidarnos de los dedos para dar a los tejidos una oportunidad de entregar su mensaje.

Manipulaciones Viscerales I
Jean Pierre Barral - Pierre Mercier

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